DÍA 15 (14-12-2016): PLAYA CONCHAL. PLAYA BRASILITO. PLAYA TAMARINDO.

El sol nos despertó a través de la gran cristalera de nuestra habitación en La Ramona Charming Hotel.

Nos levantamos temprano y Mariana, la dueña nos preparó un excelente desayuno. El desayuno consistía en café, tostadas, zumo, fruta fresca y huevos, además cada día nos ofrecía algo más aparte de todo eso, como gallopinto, cereales, yogurt. Antes de las 9 estábamos preparados para salir a visitar las playas de alrededor.

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La Ramona Charming Hotel.

Pasamos la mañana en Playa Conchal. A esta playa se accede desde Playa Brasilito. Tienes dos opciones para llegar a ella en coche.

  • Aparcar en Playa Brasilito y llegar andando a través de ella hasta playa Conchal. Playa Brasilito y Playa Conchal están separadas por unas rocas en el már y por el interior por pequeño riachuelillo por llamarlo de algún modo.
  • Ir con el coche atravesando el riachuelo hasta playa Conchal, que obviamente solo es posible si vas en 4×4.

Nosotros elegimos la primera opción ya que son 5 minutos andando por la playa y si no vas cargado de cosas resulta muy agradable.

Playa Brasilito

Playa Brasilito.

 

Playa Brasilito2

Playa Brasilito. Rocas que la separan de la playa Conchal y al fondo Playa Conchal.

 

Playa Conchal

Playa Conchal.

Playa Conchal es una pequeña playa cuya arena blanca son restos de conchas, está en un entorno muy natural y el agua se ve de color turquesa sobre todo cuando la marea está alta.

No hay ningún tipo de bar cerca. Tan solo algún vendedor que pasea por la playa vendiendo zumos y cocos. Había poca gente en la playa esa mañana y estuvimos muy tranquilos hasta que  empezó a llegar gente a la hora de comer.

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Playa Conchal.

 

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Playa Conchal.

Volvimos a Tamarindo para comer y pasamos allí la tarde. Tomamos unos bocadillos y unos zumos naturales en La Bodega(13$ los dos), un pequeño bar-cafetería en la que los sándwiches son variados y elaborados con productos ecológicos.

La playa de Tamarindo llena de barcos y rodeada de bares, no nos resultó nada atractiva. Tamarindo es ideal para alojarte, pero la playa no merece la pena.

Esa noche cenamos en el restaurante La Oveja Negra. La oveja Negra es un hostel que regenta el hijo de la dueña del alojamiento donde estábamos y además es restaurante de comida mexicana. Los platos son abundantes y a muy buen precio (16$ los dos). Hay muy buen ambiente surfero, con música, billar y buenos cócteles.